Monitorear y asegurarse de que la construcción de un proyecto arquitectónico se lleve a cabo de acuerdo con los planos, especificaciones y estándares previamente establecidos. Implica la inspección regular del sitio de construcción, la gestión de cambios necesarios y la resolución de problemas que puedan surgir durante la ejecución del proyecto para garantizar su éxito y calidad.